El emprendedor uruguayo Andrés Israel, tras analizar un caso de estudio sobre la naciente y prometedora industria del cannabis, determinó que los mejores lugares a nivel regulatorio en el mundo sobre el uso e industrialización de esta planta son Canadá y Uruguay.
Fue entonces que Israel creó, en el 2020, Cannabis Company Builder (CCB), una empresa que no solo se asocia con emprendedores talentosos para concebir, lanzar y escalar nuevos negocios de cannabis, sino que además los acompañan a lo largo de todo el proceso de crecimiento.
Y lo hizo en su país, ya que en el 2013 Uruguay se convirtió en la primera nación en el mundo en legalizar por completo el consumo del cannabis.
«El cannabis es una blue ocean industry (término usado en el ámbito del emprendimiento para describir un nuevo mercado con poca competencia o barreras para los innovadores) y Uruguay está a la vanguardia», señaló Israel.
«Cuando regresé de Stanford identifiqué que al ser una industria tan grande es muy difícil saber exactamente hacia dónde va. Algunos dicen que el futuro está en el THC (molécula psicoactiva del cannabis), otros en el CBD (derivado de la planta con mayores beneficios para la salud), en otros cannabinoides o en el cultivo», continuó.
Y agregó: «Por eso creé una estrategia de negocio o un vehículo que sea flexible y dinámico, que es Cannabis Company Builder (CCB), que empodera a los emprendedores de todas estas verticales dándoles servicios, ayudándoles con licencias, con el tema regulatorio, con las certificaciones, porque a veces el emprendedor de la Industria del cannabis no sabe las cosas básicas del mundo startup», puntualizó.
Si bien CCB, la primera company builder del cannabis en Latinoamérica, que ayuda a emprendimientos relacionados con esta industria a armar su estrategia de negocio, no cobra un fee de ingreso, sí se queda con entre 5% y 10% de equity de la empresa a cambio de los servicios prestados. A la fecha CCB suma 23 startups en su portafolio y espera cerrar el año con 50.
El objetivo de esta incubadora de startups es generar sinergias entre las empresas del portafolio. Tienen startups que se dedican al cultivo, al secado del cannabis, al desarrollo de flores de alto contenido de CBD, productos para dormir, entre otros.
Tras el boom del cultivo de cannabis acompañado del avance en la regulación de su uso en varios países de América Latina, sobre todo en el ámbito medicinal, hoy el desafío de esta naciente industria radica en desarrollar una cadena productiva que asegure cultivos de alta calidad, pero también impulse el desarrollo de nuevos productos que van desde medicinas, hasta productos para mascotas o telas. Y es en este ámbito donde este incipiente ecosistema cannábico juega un rol importante para lograrlo.
Según el Global Cannabis Report: 2020 Industry Outlook, de New Frontier Data, consultora de estudios de esta industria, en 2025 la venta global de esta planta en el mercado regulado ascenderá a US$ 51.000 millones. De este monto, US$ 44,8 millones serían ventas provenientes de América Latina, donde cada vez más países van flexibilizando su legislación para el uso de esta planta.
Los pasos de Uruguay lo siguen, por ejemplo, Colombia, donde el presidente Iván Duque firmó el Decreto 811 de Acceso Seguro e Informado al Uso de Cannabis, que autoriza la exportación con fines medicinales de la flor seca de esta planta, el uso industrial del cáñamo y la habilitación de actividades de comercio exterior en zonas.
También, Argentina viene dando sus primeros pasos en esta industria, ya que la semana pasada comenzó el primer cultivo legal de cannabis medicinal de una startup privada en alianza con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Por otro lado, Productora Uruguaya de Cannabis Medicina (Pucmedl) es otra empresa que dio un paso más y ya se encarga de todo el proceso productivo del cannabis. Es un emprendimiento que forma parte del portafolio de CCB y que cultiva la planta en una zona franca de Uruguay para exportarla a Brasil, país cuyas autoridades sanitarias permiten el acceso a cannabis medicinal, pero no al cultivo, con lo cual es dependiente de las importaciones.
Por último, México, el gigante norteamericano, parece ser el futuro de la industria, ya que en junio pasado la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emitió un fallo histórico sobre el consumo recreativo de la marihuana, al declarar que es inconstitucional su prohibición y que hasta ahora estuvo establecida en la Ley General de Salud. Para ello, la Corte anuló los artículos de la Ley General de Salud que prohibían el consumo lúdico, el autocultivo y el transporte de esta planta.
De este modo, México, que ya cuenta con un reglamento sobre el uso del cannabis medicinal, sería el tercer país de América, después de Uruguay y Canadá, en autorizar el uso lúdico o recreativo de la marihuana.
El interés por esta industria no solo es un boom pasajero, ya que las empresas más grandes (sobre todo de Estados Unidos y Canadá) incursionaron en el mercado de valores como la Bolsa de Nueva York y el Nasdaq con buenos resultados, a pesar de que a finales de 2019 e inicios de 2020 muchos inversionistas perdieron la confianza por la promesa incumplida de rentabilidad de muchos operadores de cannabis.
Las acciones de muchas empresas incluso rindieron más que empresas como Tesla, Netflix o Amazon.
Por ejemplo, la canadiense Tilray, que cultiva y vende cannabis medicinal y recreativo, pasó de cotizar a US$ 6,44 por acción en agosto de 2020, a US$ 13,25 al cierre de agosto de 2021, con una rentabilidad del 105,75%.
Y la también canadiense Cronos Group, cuyos inversores ya disfrutaban del rendimiento de sus acciones en Nasdaq, pasó de tener un valor de US$ 0,39 a US$ 6,37, obteniendo una rentabilidad del 1.528%.